Cae mi vino
inaugura mi garganta
y mis ojos
mis locos ojos
repiten el arco de sus piernas
traen, nuevamente,
la memoria de mi sueño
o la molécula de contacto donde él me ha tocado alguna vez como al descuido
y mi cuerpo
repite el deseo igual a la última vez cuando todavía era bella
o lo podría haber sido
porque en ese ayer
todavía era tiempo de contar con la ayuda de los dioses.
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