lunes, 24 de octubre de 2016

¿Quién eras?



Quién eras, quién seguís siendo.
Llueve en sábado y tu cara se asoma a mis cejas con el aluvión de la sangre
una tu sonrisa muestra apenas los dientes y no logro descubrir
dónde está la mirada de la ley / la mirada del que ama.

Me reconozco atada a tus muertos
rodeada por los brazos de tu centro en el mundo y ahogada de tu medicina beatífica.

Algo angelical suena a vulgata.
Algo marcial también 
y la sensación de estar siempre en el error me hacen caminar de modo extraño.

Ahora lloro como si fuera una nena enancada en el dolor de haberte fallado pero por qué.
Cuáles eran las expectativas…

Mordaz, una Irene claudicante se postra ante el pasado y gira vals edípico como en El Padrino. 
Sos Marlon Brando, sos el desordenador, sos el viernes por la noche, sos el victimario.
Sos todos los hombres de espalda ancha que he amado y atávica
renuncio a la felicidad de pasar por el aro de fuego.

También sos la columna que cae.
También sos la columna que cae sobre mi espalda.
También sos la columna que pisa la cabeza de mi hermano.
También sos la mano que abraza al cruzar la calle.