El tiempo hunde sus botas y la noche responde transpirando. Es el agua o la luciérnaga del demiurgo que viene para anunciar el lunes.
La radio lame gorilas, alienta muertos e inventa que dice la verdad mientras su mano cuenta que de aquí o de allá saldrá la lengua de una serpiente que habremos adiestrado.
El enano no se desalienta, la televisión lo muestra esbelto y lampiño... le han depilado hasta las ingles para mejorarle el aliento. De todos modos, desde el brazo de este poeta, el enano hiede todavía como cadáver y las flores anunciadas en el culo de las que se aman y se venden, no aparecen.
Flaco concepto el de la noche donde las voces son desalojadas y echadas del mundo.
Se ensuciarán una y otra vez sin dejarse desfigurar. El enano tendrá que lamerlas o poner al gorila como cepillo para purificar su pasado.
La luna se esconde.
Ellos irán de colores...
Habrá un libro de visitas y otro de expulsiones.
¡Ah, sublime ese momento! Estaremos allí.