jueves, 29 de septiembre de 2016

Este cuerpo




Este cuerpo adornado de todas las desdichas y las desprolijidades
es el lugar donde alguna vez albergó la placidez y las pasiones.
Tiene un arco que vuelve a ser mi madre y duele en su sonrisa de pájaro caído
           buscando no morir bajo sus propias balas.
Este cuerpo de hoy se hizo día a día
con todos los rincones del hambre
con canciones rutinarias y holgazanas y una modorra que venía a cuento de locura.
Este cuerpo de hoy expulsa los encuentros
denosta los abrazos y evita el amor sufriente y el feliz.
Ha venido creciendo al ritmo de los bailes no bailados
los pasos no dados y las palabras que repetí sin sentido.
Este cuerpo me cobija
me deja cerca de la teta que mamá apenas me dio y me la inventa –para mí sola, todo el tiempo-.
Todo lo quiere ya.
Todo lo necesita.
Pide seguir con sus rutinas ingirientes para no jugar al tenis con su futuro. Ve en todos lados el acantilado final de los dudosos y masculla…
Este cuerpo cobija las noches donde el amor de papá tenía nombre y se soltaba sobre la mesa y no había duda y no había escarnio.
No había que hacer nada más que mirar el Teatro de Gas del Estado y sentir que éramos familia y todo estaba bien.
Este cuerpo de hoy sufrió hombres enloquecidos que hicieron de él su quiosco de golosinas y gozó de otros que encontraron en él su refugio, su hogar, su buenaventura.
Este cuerpo apenas pudo conocerlos. Pasaron, pastaron, posaron y se fueron o los fue. Queda el recuerdo de un placer y una pelea que no quiero repetir.
Este cuerpo de hoy tiene murallas. Ha construido un cerco de adoquines desde donde no es posible ver muchas cosas aunque las sepa.
Dio de comer a un niño. Abrazó a tantos otros y se solazó con el placer de la vida que se inicia.
Hoy no puede doblarse, no baila y no camina. Apenas vuela los sábados de madrugada cuando pone una película de amor y
se conmueve.