Yo quería ver tus ojos
convencerme. Quería ese mar en mis manos.
Quería todo lo que pudiera secarme la sed.
Quería abrazar el mundo con tus notas.
Quería los silencios.
Pero la hora no era la correcta.
El día ya era pasado. Un siglo –cosa de poca monta-
resultaba un universo infranqueable.
No prosperaría mi deseo.
Y como tantas cosas / tus ojos quedarían para un futuro
informe.