Se desparrama la noche mientras el aire de octubre seca la
ropa recién lavada.
El balcón acuña su historia
y en la calle se silencia la estrella dolida del miércoles.
Sitio de una vida
rincón
los vecinos charlan y el sonido de sus voces tiñe el
entresueño.
Las gatas duermen
se ha cenado.
El día no dio sus frutos, tampoco se había plantado semilla
alguna.
No hubo sorpresa ni angustia ni alegría
solo los hechos de una semana rara donde todo es difícil de
asir.