miércoles, 26 de febrero de 2020

NO A LAS PALABRAS O ÚLTIMA NOCHE DE CARNAVAL




abandonada a todos los nudos de la circunstancia
mi boca
que muchas veces quiere decir y no dice
se abre como buzón para encontrar el sabor que esté más cerca

la poesía
tirada como si la hubiera querido hundir en el barro
anda apareciendo por ráfagas pero no logra escribirse por mi mano

una multitud de palabras
el brillo que quedó del beso de la sobrina
la noche enredada en el viento de Plaza Irlanda
el sonido de los bombos
los ojos de Ana…
todo me atraganta
se convierte en hielo irreverente que hiere con un ardor de silencio

¿desde hace cuánto están callando mis manos?
por qué dejé que la palabra se convierta en transparencia
dónde me perdí

el cuerpo se movía como si fuera fértil o esbelto
dos cosas que no volverá a ser aunque se esfuerce
pero la mano todavía puede diluir el nudo
el entrevero
lo que ciega y enluta días y noches con elecciones de dudosa procedencia

no sé
no entiendo por qué dejo que gane la batalla
esta sorda manía de no hablar
por qué dejo escapar mis luces esporádicas pero regulares
y las arrincono en un nudo inestable que pide llenar el envase de comida con la intención –parece- de un posible desatarse


Febrero 2020, Irene Frydenberg

miércoles, 12 de febrero de 2020

Una página ininteligible




Ahí están mis ojos
recorren una página ininteligible donde la cultura del día se les escapa
ni nombres, ni liturgias, ni signos de estilo o disciplinas
tienen el aire que mi barrio me colgó al cuello.

Como un vigoroso para siempre nace ignorancia, sus amigos,
una cohorte de sabihondos que de verdad saben y dicen palabras que mi árbol todavía no ha integrado.

En la avenida no encuentro la frase,
en el parque se me perdió lo que otres habitan o mencionan o embellecen con gramáticas actuales y espontáneas
que mis modales no logran concebir.

Y yo quise ser original o vanguardista o creadora
yo quise inventar conjugaciones exitosas, sesgos, transversalidades, relatos, narraciones, singularidades, parcialidades, enajenaciones, destajos, invocaciones, fantasmas, cercenamientos y sentidos…
solo llegué al balcón donde mis gatas hacen equilibrio
y el ruido de la calle Emilio Mitre me dice que ya son las cinco de la mañana y todavía no he dormido.