Acá
la sombra de un falso profeta que se me parece, se junta con mi sed y no da paso al vino.
quiero tomar del alga de los canguros y anidar en el árbol de espejo que mi alma no perdona.
estoy abandonada a mi suerte y mi suerte no es nada
ahogo de la primera insanía
vértigo del último amor en contubernio
y soliloquio del demente en camino a la alhambra
ni don Federico puede ayudarme en esta muerte
el ataúd se ata a mi cuello de culebra y no tengo escape
¿acampa el cáncer?
morirá el médico a la vera de mi cadáver.
Irene como siempre tus poemas impecables , transparentes , rotundos , torrenciales
ResponderEliminarcomo la lluvia de agosto
un beso , gracias por compartirlos
Es un placer leerte Rusa querida.
ResponderEliminarAhora espero, ansiosa, el nacimiento del nuevo libro.
Beso enorme