También la tecla ancla de noche la luciérnaga. Mis vecinos inundan el escalón de silencio para que yo no duerma. Esa es la pupila que repudio.
La nube de odio que mi sangre subleva, tiene de cóndor lo que las olas de espuma y en collar y en andes, andaré empujando lo poco que de salud me queda.
Los vecinos ensanchan mi ira hasta lo inescrutable y necesito vender de mí los segundos que se esconden de sueño. Nada me desata nada me libera nada me desahoga. Collar de mis hundires el sueño de la madre, la paupérrima benevolencia del padre y los vecinos.
jueves, 9 de junio de 2011
sábado, 4 de junio de 2011
un grito
un grito la noche o la mañana de sus mares no ha dejado huella en el esternón de la ballena. nadie contó cuantos de sus dedos no podían escribir solo no escribió. estanque estanque de la nada que aún no y no dice sus limas. no árbol no matemática del augurio solo flor instalada en el ojal equivocado o invisible de los labios. nada se dirá de este imperio corteza solo una magulladura donde el riel de la memoria no tiene tren ni baratura. hacha madre y padre en la piel de los codos y por fin kilos de amianto en las amígdalas. a veces es posible cantar cuando el llanto nos pone de rodillas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)