La niñita, la descuartizada, la que ronda, la que va
de aquí para allá vagabunda.
La rota, la partida.
La pequeña, la que no supo, la obediente, la muerta
silenciada. La rota.
La que no llegó, la que no partió, la que asentía,
la que tuvo todas las articulaciones seccionadas y no pudo repartirse porque no
había adónde volver.
La descuartizada, la ensangrentada, la del llanto,
la de la tormenta. La que vomitaba, la que tenía diarreas diluvianas pero no el
grito.
La muertita, la que nadie veló, la que no pudo
enterrarse. La que fue muerta con silencios y desgarros. La que fue arrancada y
se pudrió y se agusanó. La que nunca más, la que por siempre nunca.
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