Arrasa mi muñeca con su dolor. Escribir ata.
Una verdad de nudo nos contiene.
Tanto he callado o hablado sin más
que no se elegir ya a qué atener mis arranques.
La tarde arrasa mi muñeca con su dolor.
Un vacío de trámite postergado me muestra negligente.
Así mi vida, así mi viernes.
¿Quién podrá desmentir este enredo de mordaza?
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