Un hombre
se asoma al desconcierto del camino.
No acomete
la reja ni las flores.
Deja su
estarse quieto a medio paso de la posibilidad de salir
o entrar.
Tal vez las
flores
luciéndose
en su primerísimo plano
lo
amedrentan.
La belleza
no es para todos
o por lo
menos
no es para
todos en todo momento.
Hojas que
tal vez tienen un nombre
y que son
orgullo de los botánicos
no son nada
para él en este sendero de pedregullo
desde donde
la pregunta será
otra vez
¿hacia
dónde ir?
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