Si, de la lluvia solo queda el olor
del olor solo la expresión de sus devaneos.
En la soledad de la calle
cuando la luz del cartel ilumina al bies, yo camino lejos,
sin ver
diciéndome que dentro de tres meses, tres años o tres lustros
daré con la tranquilidad de mis gestos y la lluvia me mojará apenas
o no me mojará
y será lo mismo.
En la soledad de mi calle lo que fue un adoquinado
ahora es un asfalto de rastrillos donde tropiezo.
Pienso que mañana o dentro de un tiempo
no me caeré. No resbalaré por la honda canción de los feos
y adobaré de sonrisas la comisura de mis broncas
para parecer menos árbol desterrado o menos río de embarre.
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