de dónde ha venido esta mujer que hoy muere
cómo es que muere si para mí está como cualquier otro día de mis días
dónde han ido sus sonrisas
la tortilla de papas
sus novios y maridos tangueando laderas y baldosas
dónde su nieto, dónde sus hijos
el grandioso abrazo de la porteñidad en sus aros de argolla y una cigarrera que yo, de niña, hubiera querido tener
dónde van a andar sus tacos
su modo de comprar en la carnicería, sonriendo, dueña de las miradas
con esa femineidad –única- hacia afuera y que los hombres recogían como un regalo de la naturaleza
dónde va a sonar su canturreo
su forma de recibir a los pacientes con la sonrisa de quien comprende el sufrimiento
y un amor siempre vigente, un hombre inalcanzable que hubiera sido el rey del hogar y su mayordomo en consumada alquimia paradojal
dónde sonarán ahora las pulseras
y a quién pediremos el teléfono del doctor
quién nos guiará por el vademécum ajado, con olor a encuentro y a mano que enseña
quién dirá a quién le toca pasar
quién nos dará las inyecciones
quién ordenará las fichas en medio de nuestras alocadas carreras en la nada, cuando ya tenemos todos los dados perdidos y el mazo de cartas ha trastabillado
quién nos enseñará la elegancia en su más tango de los tangos
y dirá que el tiempo pasado ya pasó y volverá a sonreír cuando mi hijo reconozca su voz en el teléfono y yo recuerde la deuda enorme que tengo y me pesa de todo lo aprendido y de no haberle agradecido lo suficiente
la vida va demasiado rápido para ser buena persona
para seguir a quienes queremos con orden a nuestro deseo
la vida nos corre y nos deja, más desamparados, más solos y algo innobles porque no hemos sido lo suficientemente buenos con nuestras maestras
adiós, mujer querida de cabello suelto y batallas campales
adiós, hermana en tantos juegos hechos para perder y para ganar a medias
adiós, esbelta y coqueta
todas tenemos algo de tu estirpe y así seguiremos
para no abandonar las tardes de café, chusmerío y carcajadas
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