viernes, 9 de junio de 2017

El camino a casa

Con la muerte a mi favor y día a día, el invierno se construye.
Vengo de una estirpe sin nobleza.
De un país que no conozco y del que no se su nombre.
Tal vez mis abuelos supieran nombrarlo.
Entonces, las raíces se deshilachan.
De dónde vengo.
Con la muerte a mi favor me acerco a julio mirando series en continuado.
La sociedad me dice que hay dos modos de quererla y no lo logro.
Fui a la verdulería.
Encontré lo que buscaba en el supermercado chino y airada de lágrima se resbalaba la idea de un futuro precario.
El cordón de la vereda me anunciaba el final del recorrido.
No había carnaval en mi ceja.
No pude hacer mi dibujo con rimmel por debajo de los ojos.
No escondí mis ojeras.
Canté una llovizna que arrullaba al trapito de la cuadra y me mordí los labios.
El día estaba perdido.
El vaticinio se cumpliría si no me atrevía a cambiar el camino a casa.

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