lunes, 18 de marzo de 2024

DÓNDE DEBERÍA ESTAR LA VOZ

 

Ahí donde el cuerpo se muere de sed.


Donde los árboles se fueron desnudando.

En el punto preciso de la mudez. En la ronda donde los malandras hablan su guerra.

En estas ciudades, en las casas apenas iluminadas. En la renguera.

Cerca de los nudos más negros de lo que buscamos.

Apuntando al centro del deseo o al encantamiento.

Allí debe instalarse la voz. Y si fuera posible, el canto.

 

En el dorso de nuestras rodillas.

Al margen de la hoja de primer grado y en la hoja.

En el patio de la abuela. En la cárcel.

Ahí donde nos morimos de pesadumbre o de amor.

En esa tarde en que nos dejaron solas.

En la noche preparada para la soledad y sus ángeles.

Allí debe instalarse la voz. Y si fuera posible, el canto.

 

En el lugar preciso del remordimiento y la apatía.

En los recovecos de las axilas.

En la más cerrada de las gargantas.

Rodeando las articulaciones artríticas.

Abrazando los corazones infartados.

Bailando dentro de las arterias taponadas.

Allí debe instalarse la voz. Y si fuera posible, el canto.

 

En el perfume de los bebés. En los pechos.

En el padre de todos los errores y en los gansos.

En la jaula del león recientemente liberado o puesto a morir.

Sobre las teclas de la computadora y en el touch del teléfono.

En los comandos de la tablet y en el libro electrónico.

Sobre la rancia maledicencia del conductor de televisión y sobre los programas culturales.

Allí debe instalarse la voz. Y si fuera posible, el canto.

 

Perforando el pasado. Urdiendo el presente.

Enredando los collares del coqueto.

Besando los impecables muslos trans.

Encadenada a los besos de las mujeres.

Bailando el frenesí de los miles de géneros.

Enlazándose con hombres que se aman. Con hijos que se aman. Con tíos que se aman.

Allí debe instalarse la voz. Y si fuera posible, el canto.

 

Acariciando conciencias cis. Prologando encuentros amorosos.

Escribiendo las paredes de los edificios públicos.

Pintando de color rojo los labios de Eleonora.

Imaginando el futuro de tus sobrinos.

Recordando que alguna vez fuiste un caminante.

Oficiando de cura en una religión benefactora y permisiva.

Allí debe instalarse la voz. Y si fuera posible, el canto.

 

Escuchando los maravillosos dientes de Ema o los ojos de su madre.

Arrabaleando las astucias del niño que sobrevive.

Merodeando alcoholes y desdichas. Adivinando horizontes.

Soplando sobre las pestañas del ser querido. Abrazando al hijo.

Insultando al ministro o al secretario de seguridad.

Desenrollando las máximas de los idiotas a cuerda.

Allí debe instalarse la voz. Y si fuera posible, el canto.

 

En el entramado de tus labios.

Rodeando tu pubis. Perfumando tu saliva.

Acompañando el movimiento de tus caderas y el sonido de tu nombre.

Molestando al burgués. Olfateando al oligarca.

Desarmando los ideales del policía metropolitano.

Poniendo a desarmar gendarmerías y covachas.

Allí debe instalarse la voz. Y si fuera posible, el canto.

 

En los prostíbulos monotributistas. En las farmacias.

En los laboratorios cannábicos y en los hospitales de infecciosas.

En las ópticas y en las ortopedias.

Mirando el garabato multicolor y multiforme del jardín de infantes.

En la suma de los primeros números. En los dedos de los chicos.

En el saludo arrancado a regañadientes del diariero. En el grito de la sirena.

Allí debe instalarse la voz. Y si fuera posible, el canto.

 

Rodeando los tribunales. Mareando jueces de la nación.

Desactivando mafias enruladas y runflas traicioneras.

Comprendiendo las escaleras de caracol.

Donde los flequillos tocan levemente a las pestañas. En la verruga abandonada al cirujano.

Bajo las uñas de la enfermera. Entre los dedos del guante de latex.

Allí debe instalarse la voz. Y si fuera posible, el canto.

 

En los talleres gráficos. En los trenes. Atravesando la ciudad en el colectivo 2.

En un bote por Paraná de las Palmas enfrentando la tormenta. Entre los juncos.

En la grilla del campeonato mundial de fútbol. Rondando los estadios.

Pidiendo pista en el cementerio o en la parrilla al paso.

Midiendo con ardor los vacíos del afecto.

Allí debe instalarse la voz. Y si fuera posible, el canto.

 

Donde los adolescentes se encierran. Donde los adolescentes se aman.

Donde plantan sus banderas o sus cigarros.

Donde deciden hacer sonar una melodía o donde se callan.

En el cuenco de la mano. Bajo las sillas del boliche a media luz.

Cruzando el tango con estilete de lágrima o de sonrisa. Abriendo la chacarera hasta brindarla en bandeja de plata. En la galera del mago.

Allí debe instalarse la voz. Y si fuera posible, el canto.  

 

Debe instalarse la voz, la voz como edificio.

Imbatible.

Como ajedrez del alma.

Como el barrio y universo.

Como la justicia por fin lograda.

La voz como cimiento, como nube y como espada.

La voz como carne y como vacío. Como merienda.

La voz que se echa a andar y que bebe de todas las aguas…

 

Y si fuera posible, también el canto.

jueves, 13 de octubre de 2022

Noche de miércoles

 

Se desparrama la noche mientras el aire de octubre seca la ropa recién lavada.

El balcón acuña su historia

y en la calle se silencia la estrella dolida del miércoles.

Sitio de una vida

rincón

los vecinos charlan y el sonido de sus voces tiñe el entresueño.

Las gatas duermen

se ha cenado.

El día no dio sus frutos, tampoco se había plantado semilla alguna.

No hubo sorpresa ni angustia ni alegría

solo los hechos de una semana rara donde todo es difícil de asir.

 

sábado, 16 de abril de 2022

Las migas

 




Miro las redes.

Las cosas no se dieron como las había imaginado.

Fui perdiendo.

Se fueron desgajando como un pan mal hecho.

Todo se hizo migas cayendo sobre una superficie que mi mano no alcanzaba.

No enmudecí, seguí cacareando.

Inútil.  





16-04-2022

Condición del otoño

 


Si la noche

si las cosas de la noche activaran un modo de no desgastarse en el silencio

la ira de esta lluvia dejaría menos muertos al costado de mi cama.

Si la insistencia

si los remolinos de mi insistencia activaran un modo de no armarse nuevamente cada vez

la ira de los monstruos no me desgarraría.

Si este otoño

si la humedad de este otoño dejara descansar por fin mi modo de andar en círculos

seguirá siendo en mí cada grito un manotazo

cada conflicto una guerra

y cada signo de mi estilo, una espada sin filo. 

Sigo, como en la escuela primaria, 

doblando las hojas del cuaderno en sus ángulos más inconvenientes.

Sigo desatando la ira de mi madre que, 

aunque muerta hace una veintena de años, 

me pega como el primer día desde la altura del adulto que no he destronado

todavía.  



14-03-2022











domingo, 3 de abril de 2022

Otro momento

Como un trueno / como un silencio,

tal vez como una fuerza imprecisa y arrastrando,

anuda y envuelve pasadofuturo hacia el vacío

 

y algunos quedamos inermes

¿a merced? y de qué.

 

Como un trueno aguzando su luz en espirales y huidas,

como cada mañana atando una trenza de fracasos minúsculos

-venidos de cualquier lugar o tiempo- tracciona,

araña para que no caiga o empuja para salir del embudo.

 

Como un trueno,

-anticipado apenas por cierto rastrillo a las pupilas-

nos gana en peso y hunde

o invita al abandono mortífero de la tormenta.

 

Ahora pienso que es un momento,

un “instante atroz” donde la parca seduce

y, bailada que pueda ser esa ola,

solo será poema,

palabras que le dan vida a lo que estaba condenándonos a morir.

 

 

 

Buenos Aires, 23-07-2021

miércoles, 16 de febrero de 2022

Fotos carnet de mi madre


 


Hablé mucho de mi madre en la sesión de hoy

-tengo un nudo en la garganta-

cosas de su universo

no estrellas

balancean/se y rondan donde comienzo o termino.

 

Descubrí dos fotos carnet donde se la ve

hermosa / triste / endurecida

tragando una reacción de furia que sería el signo,

la gramática de sus esfuerzos.

 

Mucho ella o de ella circula

sangra

me taladra el pan y cercena.

Mucho de ella o ella

me libera o surfea unos/míos vaivenes esponjosos.

 

Descubrí que tenía escondidas las dos fotos carnet

como lo que siento

como lo que se fue construyendo

como el cable que transmite una electricidad que solo sucede 

cuando quiero dormir.

 

Las fotos, escondidas,

puestas “boca abajo” en el despojador

¡vaya imagen!

¿Dónde te dejé cuando no pude dejarte?

Todavía no lo entiendo. 








jueves, 13 de enero de 2022

Unos ojos




Unos ojos

a David

 

De este cuerpo,

de la juventud de este cuerpo,

nacieron unos ojos que ven claro y vuelan.

 

Ellos tienen un lejano aire familiar que acepto

como homenaje a parte de un pasado que desconozco.

 

Esos ojos tienen una profundidad que me conmueve

y una sabiduría de la que me aprovecho cada vez que estoy perdida.  

 

Mi cuerpo casi no conserva nada de su juventud

pero esos ojos me hacen pensar que hizo un buen trabajo.

 















 

De las tías salvajes


 

a Laura terminando el 2021


En ese nudo que tanto te cuesta desatar 

está escondida una verdad que todavía te parece imposible. 


Imagino que, como a muchos de los que tuvimos que

lidiar con una madre que se escurre,

el cariño nos resulta confuso.


Pero desde el nido de los secretos familiares

y apoderándome de la mítica espada de las tías salvajes,

tengo para decir que esa madre que se te escapa y que parece abandonarte,


te amó fervorosamente.







viernes, 26 de noviembre de 2021

Vacío

‘El vacío del alma/Melancolía’ del artista plástico y escultor rumano Albert Gyorgy, creada en 2012.
 


muy instalado

-aún y a pesar de estar en sábado a la tarde-

el vacío

el no

la inconsistencia

me toman y a rienda suelta

hacen de mí un estanque envenenado

 

no hay palabras para la salida

no hay ventana para airear

solo los isquiones apelmazados

y un agobio

que enceguece

hace la danza del enamorado que extorsiona

y ata

 










martes, 16 de noviembre de 2021

Gramática de la vida

 



La ventana se abre al viento

es en mi barrio.

 

Una ola de lluvia se destraba y deja

tal vez por orfandad

un perfume que alucina.

 

Si la noche se impone

si nos deja a merced del verano

si las gatas apenas trinan sus presas

estamos en medio de la vida.

 

Y la vida viene sin adjetivos, o mejor,

sin predicado.