martes, 5 de junio de 2012

Rastreros

El dolor o la injusticia
la misma cosa en enredos de campestres
dueños de las mañas y las zarpas
con las que querrán ahogar -por siempre-
los bombos de la calle.

Y sedientos, mientras sedientos, se agazapan
prenden sus uñas y escarban buscando
no perder lo que de triunfo en oro creen su sangre.
No importa la muerte, ni los negros, ni los niños.
No importa la delicadísima dulzura del salario.
No importa los salvados del hambre...
ellos son, dicen son los dueños y no resignan ni miga ni bocado.

Y rastreros y muletas y aguerridos los media clase
sacan a lucir sus abanicos para darse fresco en las esquinas.
Tienen miedo.
Andan con sus ollitas de gourmetes desvalidos
abstinentes de dólar y subsidios.

Los media clase buscan parecer
parecen lo que no son
desean lo que no pueden
hablan lo que no saben
y ni siquiera son ricos...

Mientras haya el dolor o la injusticia es donde mejor se sienten:
que paguen los negros

¡para eso estamos!

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